viernes, 17 de febrero de 2012

Los mejores discos del 2011

Hola!
He decidido dejaros por aquí la lista que hice hace meses sobre los, a mi juicio, mejores discos de 2011. Me la he vuelto a encontrar y he pensado que la música no entiende de fechas así que ¡manos a la obra!



#20 Battles – “Gloss Drop” .Les abandonó un miembro al que muchos atribuían la inteligencia matemática del grupo. Y han superado la prueba sin él invitando a estrellas de lo más variado a poner voces a las canciones que les apetecía. Destaca un Gary Numan que se ha reinventado aplicando la excentricidad necesaria y sin parecer trasnochado. Las melodías son potentes y angulosas y la variedad es el leitmotiv del disco. Todo el mundo está reivindicando los ritmos africanos estos días pero ellos los han hecho suyos y los han vomitado en forma de potente y divertido punto final al disco. No se puede decir si es o no superior al original pero sí se puede afirmar que es un gran disco. Por cierto, su contundencia en directo y la idea de las pantallas proyectando los videos de los invitados del disco no hace más que mejorar el conjunto. Ah! Sí hay una cosita más: sus videos son una autentica maravilla.

#19 Bon Iver – “Bon Iver”. Ufff!! Este disco me ha costado mucho. A ver, algunos de los pocos que estéis leyendo esto no entenderéis porque este álbum no figura en el top 3. Este disco es bonito, bien hecho, sencillo y sin pretensiones, pero el halo que envuelve a este grupo es un tanto exagerado. Esto no les impide estar en el top 20, pero me gustaría asegurarme de que se supieseis que, para mí, esto es un paradigma de “hype” un poco deformado. A pesar de todo, la delicadeza que rezuman las canciones de este álbum hace que te traslades a la solitaria y fría cabaña en medio del monte en donde fueron compuestas. Y hay algo más: en todas ellas puedes encontrar un ligero tono esperanzador que te calienta algo el alma.

#18 Washed Out – “Within & Without”. Este disco es uno de los máximos representantes del chill-wave este año. Y es maravilloso. No hay mucho que decir más allá de que puedes bailarlo o ponerlo para descansar.  Los ritmos son como el agua, fluyen de una manera constante de un lado a otro y, de repente, cambian. Las canciones son suaves y se toman el tiempo necesario para crecer y entrar en la mente del oyente haciendo algo que pocos discos consiguen: crear ambientes. Hay algo que  me encanta: que consiga sonar tan orgánico a pesar de estar hecho a base de samplers y sintetizadores! El vídeo de “Amor Fati”, el primer single del disco proyecta una imagen muy parecida a la que se me viene a la mene al escuchar “Within & Without”.



#17 Handsome Furs – “Sound Kapital”. Esto me hace especial ilusión: es uno de mis favoritos del año. “Serve the People” o “No Feelings” son ya himnos para mí y han formado parte de la banda sonora de mi año, ayudándome a llorar a veces y otras a reír. Este matrimonio ha conseguido condensar en un disco toda la fuerza y potencia del rock, la fantasía y eclecticismo de la electrónica y la actitud y rapidez del punk. No importa que sea en forma de larguísima balada o de hit automático para la pista de baile: en este disco está todo. La voz, peculiar y desgarrada, cabalga a lomos de sintetizadores que no te dejan parar de moverte aunque su cantante diga cosas como “sabes que no tengo sentimientos”. Mágico. ¡Ah! Su concierto me sigue pareciendo de lo mejor del año. Catarsis.
#17 (2) The Men – “Leave Home”. Esto iba a pasar de un momento a otro: un disco aparece y no estaba en tus planes. Llevo poco tiempo escuchando esta salvajada que camina entre el rock progresivo, el lo-fi, el hardcore más bruto y el puro ruido y creo que tiene que estar entre los 20 mejores. No sé si en este puesto o en otro porque necesito tiempo para madurarlo pero tiene que estar seguro. Por esa razón aquí está. No hay más que decir. Es tan aplastante que lo he tenido que meter tal cual lo he escuchado (unas cuantas veces).

#16 Liturgy – “Aesthetica”. Bueno, aquí está uno de los controvertidos. ¿Es el nuevo sonido del death metal o es una basura camuflada? Puede que ni uno ni otro. En mi opinión es una gran evolución del sonido, muy interesante, con una profundidad poco habitual y que explora campos que los ortodoxos no se atreven a pisar. Hay algo muy salvaje en este disco pero a la vez hay algo muy profundo. No tiene mucho sentido que hable de este disco porque la primera escucha apartará a muchos, es death metal y esto es así. Quien se atreva a experimentar con este tipo de estilo y le guste un toque intelectual y artístico distinto que se zambulla porque esta animalada es una auténtica gozada de principio a fin.

#15 Tyler, The Creator – “Goblin”. ¿Qué decir que no se haya dicho ya de Tyler? Es uno de los raperos mejor dotados para la escritura y tiene una inventiva que parece ilimitada. Sus metáforas son tan rebuscadas y concretas que se vuelven tangibles. Además es uno de los mayores provocadores de la escena y está reavivando el espíritu combativo y loco de la música. Si a esto añadimos que dirige unos videos brutales, está rodeado de un círculo de artistas con un gusto exquisito, viste de maravilla y tiene SÓLO 20 AÑOS, creo que no hay más que hablar.

#14 Drake – “Take Care”. He pensado mucho en cambiar este disco de lugar y subirlo más en la lista, pero he decidido dejarlo en la que, en un principio, me pareció la posición adecuada. Que Drake es uno de los jefes del “revivalismo” del R’n’B no lo duda nadie. Realmente ha verbalizado lo que todo el mundo piensa, por muy alternativo que sea: Beyoncé y Aliyah molan y las melodías no son malas compañeras de las letras crudas. Es un concepto tan básico como el pop, pero a otro nivel: no es menos gangsta por ayudarse de la voz de Rihanna. Y si no que se lo digan al Señor Rick Ross, que también está en el álbum…Por lo demás, este disco es una delicia lleno de colaboraciones acertadas y un sentimiento de que todo pertenece a algo más grande, a una pieza completa con sentido. Vamos, ¡que este disco es redondo! 

#13 Atlas Sound – “Parallax”.  Me he visto muy sorprendido al encontrarme reproduciendo este disco una y otra vez. No es que fuese un gran fan de Deerhunter, pero este álbum del proyecto paralelo de Bradford Cox me ha cautivado. Es como un crooner patético pero con una veracidad increíble, cantando canciones sobre el amor en un tono tan triste que asusta, pero que a la vez, parece ser la cosa más natural del mundo. No vais a encontrar aquí la fórmula perfecta ni la calidad suprema ni nada por el estilo: es sólo un conjunto de muy buenas canciones. ¡Pero muy muy buenas! Siempre hago hincapié en un punto, pero es que para mí resulta fundamental: el disco suena muy compacto. Es muy fácil localizar las canciones en un espacio y tiempo concreto. Incluso en un estado de ánimo. No sé, quizás es la simplicidad de todo o el momento en que me cogió a mí, pero aquí está esta belleza. Que cada uno juzgue por sí mismo.



#12 WU LYF – “Go Tell Fire To The Mountain”. World Unite Lucifer Youth Foundation. Esto es los que esconde el extraño nombre de este grupo de Manchester. Tengo bastante debilidad por la épica musical así que no es de extrañar que ponga este disco aquí cuando la apertura del mismo recae sobre un órgano. Que muchas de sus canciones duren más de 5 minutos también es plato de buen gusto. ¿Por qué? Porque empiezas escuchando a un grupo con una orquestación que puede llegar a resultar pretenciosa para, a los dos minutos, descubrir que estas ante la típica banda de rock cantando (de una forma maravillosa) sobre el desamor en unos términos atípicos. Son potentes y les gustan las anti-estructuras, lo cual supone una delicia para las repetidas escuchas que alumbran nuevos detalles que no habías descubierto. Y, bueno, esta la voz…¡esa voz! Por si os lo preguntáis: sí, yo los he visto en directo y te trasladan toda la emoción que porta esa voz.

#11 The Antlers – “Burst Appart”. “Burst Appart” es, básicamente, un álbum de atmosferas. No hay unas estructuras concisas a las que ceñirse y parece que muchas de las canciones han sido compuestas en arrebatos creativos y que no han sido revisadas. Este otoño tuve la suerte de verlos en directo. Cuando salía de la sala buscaba en mi reproductor alguna de sus canciones para hacer el trayecto a casa más llevadero. Fue imposible decidirme por una, las cambiaba constantemente. Al final acabé disfrutando de uno de los temas que previamente no había sido de mis favoritos. Me enamoré de todo lo que oí: las armonías vocales, las escalas ascendentes, los tempos calmados y rotundos, la sencillez que impregna todo…Creedme: si hay alguien en esta lista que haya sabido sacar el máximo partido a una sola nota de guitarra son The Antlers. Además, ¿Quién puede resistirse a que te canten “prove to me/I’m not gonna die alone!”?


#10 Smith Westerns – “Dye It Blonde”. Smith Westerns son un gran grupo, practican el difícil arte del pop y, una vez más, son extremadamente jóvenes. Con unas referencias musicales que muchos envidiarían y un estilo tan personal como (en cierto modo) desfasado van conquistando el cruel panorama de la música independiente americana.  Una oída al los riffs psicodélicos que cabalgan sobre letras que reflejan una melancolía que difícilmente han podido vivir y todo el mundo se da cuenta de que estos chavales son especiales. Si no, tiempo al tiempo.


#9 A$AP Rocky – “LIVELOVEA$AP”. Otro de los que, sin comerlo ni beberlo, se ha erigido como representante de un sonido auténtico. Esto es rap puro y duro, con unas bases que son cojonudamente complejas y que prueban que estos chicos ven más allá de las pistolas, los dientes de oro y los coches tuneados. El lujo aquí está en la cercanía a la calle: no lleva una prenda que jamás podrás comprar, sino una camiseta brutal que sí está a tu alcance pero que no te atreverías a llevar. Sus videos son lo suficientemente ilustrativos como para describirlos más. Y se repite la constante: es insultantemente joven.

#8 John Maus – “We Must Become The Pitiless Censors Of Ourselves”. El polémico. No hace falta que dé mi opinión si está en esta lista, ¿no? Nunca ha mentido sobre lo que hace y siempre es igual.  Va dirigido a un público más selecto y es que su idea de la música trasciende lo normal y aspira a experiencias totales. Esto cobra mucho más sentido si se sabe que era profesor de filosofía. Pero al meollo: esto es un disco lleno de “loops” que te hipnotizan mientras la voz con más “reverb” del planeta chilla letras absolutamente mágicas. Todo funciona en conjunto. Por eso se dispararon las alarmas en Madrid. Maus salió al escenario solo, con una caja que reproducía sus canciones y cantó/chilló/renovó/cortó sus canciones una tras otras, sin pausas, mientras se autolesionaba y se deshacía en movimientos imposibles. Yo fui de los pocos que lo disfruté (en trance, ÉPICO). Era pseudo-playback, sí, pero es que él nunca dijo lo contrario y ya lleva tiempo en esto de la música. “The Believer” sonó como un terremoto y para mí es una de las canciones del año por conseguir, en una letra tan concreta, expresar tantos sentimientos. Como muchos comentaban después, está claro que te puede gustar o no gustar este tipo, pero lo que es inapelable es que este es de los pocos músicos que hoy en día generan un revulsivo semejante. De gente cerrada está lleno el mundo pero ya lo dice él: “they call me the Believer!!”

#7 Panda Bear – “Tomboy”. Todo el mundo que me conoce sabe que soy un acérrimo defensor y amante de Animal Collective. No es de extrañar que esté aquí este disco de uno de sus miembros. EL álbum en cuestión es otra muestra más de cómo entiende este chico el pop. Muchos no lo comprenderán porque este conjunto de canciones no son hits al uso sino una revisión de las claves de la estructura comercial de un tema. Hay estribillos, sí, pero están tan difuminados entre capas de sonido (¿o ruido?) y, a menudo, tardan tanto en llegar que se hacen imperceptibles. Lo típico de que a la primera cuesta que entre pero una vez que lo ha hecho ya no se va y la recompensa es, proporcionalmente, muchísimo más satisfactoria. No sé si hay que obligar al cerebro a escuchar lo que de buenas a primeras no te encanta, pero sí creo en la educación musical y su recompensa con el paso del tiempo. En mi mundo ideal este chico sería el número 1 de las listas de éxitos y las entradas de sus conciertos en grandes palacios volarían en cuestión de segundos. ¿Por qué? Porque esto es el pop en el siglo XXI.


#6 Jay-Z & Kanye West – “Watch The Throne”. Una vez dije que Kanye West era el único capaz de seguir el legado de Michael Jackson. Mi comentario fue recibido con críticas y abucheos. Creo que no se entendió lo que quería decir. A nivel producción este tío es uno de LOS MAYORES CRACKS del mundo. Así de sencillo. Puede que te guste o no, eso ya es otro tema, pero sus composiciones rozan la perfección en todos sus álbumes. Rapeará mejor o peor, pero es que hay un montón de discos respaldándole. Además no es el típico listillo que se apunta a los "revivals", sino que los crea el mismo. Y después todos a imitarle. Su sello es el maximalismo y lo sabe: no está avergonzado sino que se anota tantos explotándolo y llevándolo al extremo. Otra cuestión a discutir: Jacko sigue siendo uno de mis ídolos, pero la imagen casi mitológica que tenemos de su personaje, el paso del tiempo y el miedo a las aguas  pantanosas nos impiden ver la realidad. Lo digo rápido y de forma indolora: (en conjunto) algunos de los discos de Mr. West superan con creces a los de Michael. Igual no ha llegado al nivel compositivo de algunos de sus grandííííííííísimos éxitos, pero, de manera global, son (repito: algunos) mejores. Ya va siendo hora de decir que muchas de las canciones de los discos del Rey del Pop son puro relleno y que no hay quien soporte esas pasteladas que hacía  a partir de los 90. Las cosas como son. Ahora, polémicas a parte, sólo queda valorar el disco: está todo lo que otros reivindicarán el año que viene, suena a gloria, Beyoncé canta una canción, los samplers son cojonudos y la unidad del disco empaca todo lo anterior como cuando consigues hacer la maleta perfecta. De Vuitton, por supuesto. Y está Jay-Z. ¿Qué decir de él, además de que es uno de los papás de la forma que tenemos de entender el Hip-Hop hoy en día? Está inmenso saltando de verso en verso, patinando sobre los ritmos que Kanye ha construido para él. Y todo ese halo de respeto que se le concede, esa neblina que le rodea y que hace que parezca que hasta el propio West le está homenajeando. Es mágico. Lo único que resta decir es que  os hagáis con una copia de esta maravilla. A poder ser, la que tiene la portada del grandioso Ricardo Tisci. Y ya me diréis.


#5 Fucked  Up – “David Comes To Life”. Una ópera (rock) en clave hardcore era el sueño húmedo de muchos de nosotros antes incluso de que supiésemos que existía. Si, aún encima, nos llegan a decir que la iba a hacer Fucked Up hubiese sido el acabose. Pero es que es real. ¡Existe! Fucked Up siguen siendo uno de los mejores grupos de hardcore de hoy en día: prolíficos como pocos, músicos excelentemente virtuosos y con un cantante que derrocha carisma. Si a esto sumamos un nivel compositivo de lujo y unas letras cuidadas al detalle obtenemos “David Comes To Life”. ¿Que os sabe a poco? Pues quedaros con el inicio del hilo argumental que compone el disco: David, un trabajador de una empresa de bombillas de la Inglaterra de finales de los 70, conoce a una activista llamada Veronica, fabrican una bomba para protestar y volar la fábrica pero esta operación falla y mata a Veronica. A partir de aquí hay dolor, pena, rabia, tristeza, traición, redención y un sinfín de cosas más que pasan de una manera increíblemente natural. También encontramos toques “conceptuales” y meta-personajes pero olvidaros del “gafapastismo”: aquí está el líder, Pink Eyes, para recordaros a gritos que vienen del punk. Sé que predicar por el hardcore es una estupidez porque te llega o no, pero si podéis esforzaros un pelín, este es el momento.


#4 AraabMuzik – “Electronic Dream”. Este es el disco de electrónica que ha marcado las corrientes a seguir durante las sesiones más cacareadas de los clubs más (musicalmente) selectos este año. Es la crema de la producción. No hay palabras para describir todos los palos que toca y la suavidad con la que va cambiando de uno a otro. De repente se oye algo de chillwave con toques de Clams Casino y, cuando te quieres dar cuenta, los bajos más gordos están reventando los amplis con tintes del bass más sucio del sur de EE.UU. Me gusta pensar que este álbum es como un examen de 10 en el que el autor ha demostrado todo lo que sabe hacer y cómo lo sabe hacer. Si alguna vez habéis reivindicado el bass, el dub, las voces femeninas, los samplers, el house de Chicago o el techno más hooligan, tenéis que oír esto. Quizá no os guste nada, pero así entenderéis como va a sonar la música electrónica en años venideros ahora que, por fin, su juego amoroso con los ritmos negros ha dado un retoño del que disfrutar en las pistas de baile más bestias. Este tío es el AMO.


#3 Girls – “Father, Son, Holy Ghost”. Este puesto me lo llevo pensando unos días. No porque considere a unos mejor que a otros sino porque creo que, cosas objetivas aparte, en estos puestos me cuesta mucho dejar mis gustos de lado. Y, repito, no es que prefiera a unos que a otros, pero, dependiendo del día, algunas melodías arraigan más en mi alma. Por eso llevo unas jornadas meditándolo y alejándome de los álbumes que componen esta lista: para recordarlos como se merecen y ser lo más objetivo posible. Estos últimos puestos los iréis juzgando y podréis haceros una idea de lo que es mi visión general. Bueno, no quiero adelantar acontecimientos. Al tema: Girls. Otro de los conciertos del año para mí. Empezamos ya con eso. Otra cosa: olvidaros de la idea de que esto es un sencillo disco de pop rock y que no hay más de donde tirar. Esto es un “grower” en toda regla y os iréis dando cuenta a medida que lo escuchéis. Es casi perfecto. Y no me corto un pelo en decirlo. En su formato y género lo es. Pocas veces he escuchado (en un disco reciente) tanta delicadeza y sentimiento tapados con tal cantidad de mugre. ¡Y eso, amigos míos, es rock’n’roll! Si vuestro oído está un poquito afinado os daréis cuenta enseguida de que esta banda tiene algo especial. Es como un resorte que salta rápidamente cuando los escuchas. Y mira que no sé nada de su vida. Bueno, ahora un poquito más, pero vamos, que no son de los que llaman la atención por su tumultuosa existencia, sino por lo bien que hacen lo que tienen la suerte de hacer. Un experimento: escuchad alguna de las canciones que tienen (la brillante y poderosa “My Ma” sin ir más lejos) y dejaros llevar, pensad a las cosas que os recuerda, las referencias y el tiempo que llevabais sin escuchar algo tan puro como esto. Cuando tengáis los resultados no dudéis en comunicármelos.


#2 M83 – “Hurry Up, We’re Dreaming”. 2 CDs repletos de pop épico y electrónica para los más sibaritas. El puntazo de este álbum es que el público general lo está gozando también. No hay muchos secretos en lo que se refiere a la música: son simple y llanamente canciones de pop bien hechas. Pero justo ahí recae el peso del disco porque Anthony Gonzalez parece que ha encontrado la fórmula perfecta y ha creado con ella un trabajo que no tiene fisuras. La cantidad de interludios, el imaginario del hilo argumental, la variación de la duración de los temas…hacen que la escucha sea una experiencia completa. Este es un disco en el que entras y no sales hasta que termina. Da la sensación de que todo está cohesionado de una manera perfecta y la atmósfera que se crea es casi palpable. Este álbum es claramente sensitivo y el mejor piropo que se le puede echar es que establece una relación con el oyente tan sincera y fuerte que es casi imposible no proceder a una segunda escucha. Quizá todo esto suene a refrito en algún momento pero es que este disco es el alma de los discos pop del año. Conecta directamente con los trabajos de los Beach Boys o The Beatles, por ejemplo, porque hay algo superior en ellos, un aura que demuestra que todo esto es importante. Si no fuese así ¿Por qué nadie se ha cansado de poner este disco desde que salió?



#1 The Weeknd - "House Of Balloons". No voy a decir nada. Abel Tesfaye, un desconocido, cierra este año una trilogía de mixtapes en internet. Esta fue la primera y, como todas las demás, fue gratuita. Su impacto fue tremendo y, aunque no inventaba nada, daba la vuelta a todo lo hecho y volvía a poner de moda el R'n'B con profundidad. Que cada uno juzgue esto como crea conveniente. Pero que sepáis que sólo ha dado un concierto. Y sí, ha generado todo esto.


Yo, Brutus.

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