¡Hola!
Hoy voy a explicar un tema importante: las tendencias.
Mirad, queridos amigos, las tendencias son una puta mierda. Esto es así. No sirven
para nada más que recapitular a final de temporada lo que se ha llevado o lo
que ha tenido más presencia en los medios especializados.
¿En qué me baso para decir esto? En el hecho de que una
misma revista te manda lanzar tus (por ejemplo) pantalones pitillo a lo más hondo
de tu armario porque ya no son tendencia y, 2 páginas más allá, ensalza el estilo de algún famoso que luce
unos de estos vaqueros entallados. Vamos, que las tendencias van según le
apetezca al redactor de turno.
Además, en determinados medios podemos encontrar imperativos
de lo más ridículo a la hora de vestir. Aún recuerdo ese titular de una
publicación que rezaba: “Llevar camisetas de grupos ya no mola”. Y a tomar por
culo. ¿Por qué? Porque lo dice un mindundi que se cree lo más en un cuchitril
de Barcelona.
El punto más importante de la ropa es ponerte lo que te
gusta, lo que hable de ti, lo que te represente o lo que te haga sentir más
cómodo. Porque si te pones algo que no te convence NUNCA TE VA A QUEDAR BIEN. Eso es una verdad como un templo.
Os voy a poner un ejemplo propio: a mí los jerséis de cuello
vuelto me quedan como el culo. Me da igual que los lleve la gente más guay del
planeta, me quedan fatal, me dan mal rollo y me recuerdan a los arquitectos del
año 2000, todos con sus gafas montadas al aire (¡las odio también!). No me los
pienso poner.
Dicho esto, me parece necesario resaltar que es divertido
comentar “lo que se lleva”. Lo importante es nunca imponer gustos ni fustigar a
quien no siga tus dictados estéticos. No tiene nada de malo analizar el
fenómeno de la moda cuando pone en valor algún aspecto que teníamos algo
olvidado. Es muy curioso.
Aunque las tendencias surgen porque los grandes
nombres se inspiran en cosas parecidas, es bonito ver como, de repente, mucha
gente que no tiene nada en común empieza a popularizar algo. Puede pasar con
las hombreras, los cortes de pelo o los zapatos con plataforma. Es un
movimiento muy global.
Pues bien, he aquí mi primera reseña sobre una tendencia en
alza. Me alegra especialmente cuando las tendencias sirve para liberalizar un
poco más los anquilosados cánones del mundo de la moda, sobre todo si sirven
para que los hombres podamos romper con los patrones ultra-clásicos que nos
obligan a ceñirnos al look pantalón-camisa-zapatos.
¿Cuál es la tendencia que traigo? El all over print. ¿En qué consiste este anglicismo completamente
innecesario? En un mucho más sencillo estampado-total. Vamos, que este año los
hombres conseguimos ganar un poco más de terreno a la moda femenina poniéndonos
todos los estampados que queramos, mezclándolos, superponiéndolos, invirtiéndolos,
malinterpretándolos, subvirtiéndolos…
Hay que destacar dos: el estampado animal y el camuflaje. Este
es el verano en el que os podéis poner una camiseta de leopardo (Chicos, sé que
muchos lo estabais deseando) con unos pantalones de lunares y una gorra de piel
de serpiente. ¿Antes podíais hacer esto? Pues sí, pero la gente, que es muy retrógrada,
os miraría mal, os insultaría o se reiría de vosotros. Lo peor es que habrá
quien lo siga haciendo. Contra esos personajes hay que luchar siempre y nunca
dejar que decidan sobre vosotros, pero siempre es bienvenida una tendencia
cuando hace que los más tímidos puedan empezar a lucir lo que les gusta sin
tener que escuchar las tonterías de cuatro amargados.
No hay que esperar a que una cosa sea tendencia para
llevarla por miedo al qué dirán, pero mira, si esto ayuda a los que no se
atrevían, pues mejor. Ahora muchos se ríen de los que llevan faldas. Dentro de
unos añitos a ver quién ríe el último.
Recordad lo más importante: vive y deja vivir. El respeto es
LO MÁS IMPORTANTE. Que cada cual haga lo que le plazca mientras no moleste al
resto. La tendencia más guay de todas es respetar a todo el mundo y, aunque no
te guste algo, entender que puede resultar inspirador para mucha gente.
Aquí van algunos ejemplos de cómo los estampados en todas
sus vertientes han colonizado la moda masculina:
Yo, Brutus.
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